La maldición del Niño Llorón. Cuenta la leyenda, que hace muchos años atrás existió un pintos llamado Bruno Amadio. La historia suele decir que Bruno Amadio no tenía mucha fama con sus pinturas, fue entonces que al parecer hizo un pacto con el diablo para que sus obras tuvieran fama; se cuenta que dicha fama empezó a aparecer a medida que comenzó a pintar un retrato conocido como “El Niño Llorón”, una pintura en la que se ve reflejado el busto de un niño que derrama una sola lágrima y que parece adquirir un misterioso resplandor naranja.
Se dice que Amadio, consiguió vender como cincuenta pinturas a ilustres personajes de su comunidad, lo sorprendente fue, que a poco tiempo que las pinturas se colgaron en los muros de las casas de los compradores, la residencia de aquellos ardió hasta consumirse totalmente. lo extraño era, que lo único que se mantenía en pie de la construcción, era el misterioso cuadro del niño llorón.
Se cuenta, que todavía existen cuadros y litografías del mencionado niño, que maldicen a quien los posee, causando incedios en sus propiedades. Lo interesante, es que la pintura no puede ser destruida, porque aunque se intente quemársela, no se consiguen los resultados deseados; se cuenta además que quien trate de destruirla, será maldecido con mala suerte.
Existen personas que cuentan algunas cosas del origen de la pintura, en las que se dice que posiblemente el alma de los niños esté atrapada en los cuadros y que aquellos niños pintados fueron víctimas de Amadio, quien fuera en su época un pedófilo, aunque esto último es un dato sin confirmar.
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